miércoles, 11 de junio de 2008
El espera la llegada de ella.
Siempre la espera, siempre en el mismo lugar siempre con el mismo siniestro pensamiento el de hacer de ella y en ella sus más prohibidas fantasías, casi secretas y vetadas, enlutadas en la sombra de una mente enferma de tanto deseo y de tanto miedo de poseer.
Tiritando observa la hora, faltan pocos minutos, el momento mas esperado se aproxima, cada vez mas lento cada vez mas cierto.
Presiona los puños, una gota de sudor se cuela por su camisa entre abierta, esta listo para atacar, asume una posición de alerta cual predador esperando su presa.
Vuelve pensar en la hora, pero no mira su reloj, solo intuye.. no quiere perder tiempo. No quiere salir de ese estado de éxtasis y nerviosismo.
Se acelera su pulso, esta listo, sabe que es la hora, sabe que ella esta por iniciar su ritual de emociones y placeres culpables como antes como lo hace siempre, siempre es igual, pero la excitación es diferente, nunca se comienza por el mismo lugar, a veces se inicia por sectores extraños, peculiares diría yo, solo por ser diferentes se disfrutan mejor. Se explora y eso es algo muy divertido. Se disfruta mucho el escudriñar cada rincón. El final siempre es igual, hay solo una manera de acabar y esa es quizás la parte más placentera y triste a la vez, de ahí vienen luego los arrepentimientos.
Divagando no se da cuenta que ella esta por abrir sus enormes y pesadas puertas.
Las puertas se abren, la gente agolpada se empuja intentando entrar primero y la tan esperada liquidación nocturna comienza.
Era de esperarse, esa noche el departamento de electrónica tenia %75 de descuento.
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