lunes, 23 de abril de 2007
Adios
Vienes, así simplemente, como un soplo, como un pequeño huracán que choca contra mi, helado con gusto a humedad costera, palideciendo mi rostro y enfriando aún más mi ahora encorvada espalda. Pierdo mis fuerzas, se acaba mi vitalidad y decaigo en un monótono ir y venir, por los mismos senderos de antes, esclavo de las sombras, perdido entre tanta gente que no quiero conocer, que no entienden, que no ven. Ellos no entienden, ni quiero que entiendan, es nuestro secreto, es esa misteriosa conexión que logramos, que establece lazos sin ataduras, lugares comunes sin siquiera visitarlos y sueños, si sueños comunes que todavía no comprendo ni quiero comprender, pues confío, así simplemente y sin más, como un pequeño huracán que choca contra mi, helado con gusto a mar, con vaivén de oleaje, que se llevo las últimas lagrimas y esperanzas que guarde aquella vez, y que no pudieron arrancar solo hasta hoy.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario