Tripas añejas disparadas desde un cañón al cielo, a lo alto a teñir de gris el cielo, a ensombrecer mis llanos, mis antes verdes pastizales. Hoy es el día que me libro de ti, por fin, encontré la mecha la pólvora y el cañón apropiados. Estruendo en el silencio, instante de muerte, espacios siderales entintados de gris, mi pena se fue con el disparo, y el estruendo no fue tan ensordecedor como cuando se rompió esta ilusión, ke hoy disemino por mil direcciones en lo alto.
Me vuelvo sobre mis pasos, pregunto al viento, y vuelvo a sonreír. Por eso es ke estos días son alegres con un dejo de nostalgia, porke por fin me libre de akel sentimiento putrefacto ke me estaba matando.
Y me siento en el pasto, y miro el cielo llenado mis pulmones de aire y de nostalgia, de fuerzas y de fe.
Podrán venir mil atardeceres sombríos, pero ninguno komo este. Eh firmado en un disparo al cielo mi acta de independencia, mi anhelada libertad.
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