Deslavada, confusa, sin sentido, pálida, muesca de un brillante pero anterior tiempo, renaces hoy, aquí, en frente de mis pupilas que buscan con frenesí tu rostro, tu imagen tu vos, tus caricias perdidas y tu tiempo malgastado, para tomarlo, abrasarlo casi rompiendo tus vértebras, con tanta fuerza y desosiego que ni el piso que arde en llamas puede desviar mi atención de esta búsqueda, de esta mi verdad, desde hoy también la tuya.
Donde estas remanso del guerrero? Quiero descansar, beber de tus cristalinas vertientes el néctar de mi poderosa vitalidad dormida, recobrar el brillo de mis ojos, y la memoria de un nombre femenino único que recordar.
Donde estas? Porque te escondes, porque la espera, porque el incesante tic tac del tiempo provoca en mi la angustia de ver pasar la vida sin tener el recuerdo calido de tu rostro, de tu imagen que desconozco, y que aun así, atesoro como lo mas preciado que me va quedando.
No me digas nada, no aun, no debo saberlo, no quiero despertar todavía, ya será el momento de amarnos hasta el calambre pélvico, de versos susurrados creados al calor de tus caderas, de amar de mil maneras, de atardeceres, de mil cantos, de sirenas de niños, de helados degustados en la plaza, de arrugas y canas, de lentitud y compañía cuando se acerque el día de nuestra despedida, de estas tierras de estas nuestras vidas.
Mi vida.
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